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El Site de la Pluma

Cuando las expectativas hablan…

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¿Alguna vez te sentiste como un completo fraude? Es decir, como un farsante al ocupar un puesto de trabajo o al desempeñar alguna actividad incluso existiendo detrás un historial de tus logros. Te sientes incapaz o no te sientes a la altura y temes que, en cualquier momento, los demás piensen de ti lo que justo tú piensas, el que eres una farsa que consiguió lo que consiguió por pura suerte, casualidad o la intervención de otros. Porque no te sientes dueño de tus éxitos y entonces reniegas de ellos como si no los merecieras.

Te resulte familiar o no, lo cierto es que es una sensación de lo más habitual. Es tan, pero tan frecuente que estudios realizados en Europa han arrojado como conclusión que al menos un 70 por ciento de la población la experimentará alguna vez en su vida. Le dicen “síndrome del impostor” y se trata de un fenómeno psicológico caracterizado por la incapacidad de asimilar nuestros logros y de asumirlos como propios, así como por la sensación de temor por ser descubiertos o desenmascarados ante los demás como unos incompetentes. Quien lo padece siente constantemente que no pertenece al lugar en el que está y que no tiene las capacidades que su entorno le atribuye. Eso le genera ansiedad porque, como se percibe rodeado de expectativas que piensa que lo superan (que no van con quien cree que es), siente que necesita poner el doble o hasta el triple de su esfuerzo para cumplirlas a como dé lugar y así no quedar expuesto como un embustero frente a quienes creen en él.

La persona se vuelve mucho más exigente consigo misma, pero por las razones equivocadas: por la desconfianza y la poca fe que se tiene. Porque, al no sentirse lo suficientemente buena, creativa, competente, lista o al sentir que carece de los atributos que los demás sí le ven, trabaja duro para disimular su supuesta falta de competencia. Eventualmente su éxito crece. Pero eso no impide que la sensación se afiance. Y antes que internalizar sus talentos, de nuevo atribuye cualquier nuevo logro a fuerzas externas que nada tienen que ver con su desempeño. De allí que se sienta como un impostor.

No hay un reconocimiento hacia sus propias habilidades. Y ese sobreesfuerzo lo que hace en muchos casos es desgastar, sin mencionar que esa constante sensación de falsedad puede provocar que no asuma riesgos o que evada nuevos retos por temor al fracaso, a la exposición, al rechazo y al aislamiento. ¿Qué significa esto? Que se boicotea para disminuir las posibilidades de defraudar a los otros. Al no sentirse lo suficientemente capaz, limita su campo de acción, no se arriesga ni se impone. Porque teme ser descubierto.

No todos lo experimentan con la misma intensidad ni en las mismas situaciones. Cada cabeza es un mundo, aunque solo un especialista será quien podrá determinar si efectivamente se padece o no. De ser tu caso, piensa que no estás solo. No eres el único que lo ha experimentado ni serás el último que lo experimentará. Lo que sí puedes hacer es prestar atención a cualquier mínima señal para que no te limite y para que comiences a replantearte la credibilidad de esas dudas acerca de ti y de tus logros que suelen atormentarte. Ten presente que los miedos no se quedan encajonados. Buscan la luz, irradian sus sombras a través de nosotros y cogen cuerpo. En algún momento, tus inseguridades y temores (aun siendo infundados e irracionales) comienzan a hablar por ti.

Pienso sobre eso y se me viene a la memoria ese otro fenómeno referido al poder que tienen las expectativas para condicionar el comportamiento, el rendimiento y los resultados tanto de uno mismo como de los otros. Cuando esas creencias influyen sobre alguien más, es llamado “efecto Pigmalión”; cuando parten de nosotros y nos condicionan, recibe el nombre de “efecto Galatea”. Ambos están inspirados en ese antiguo mito acerca de Pigmalión, un rey de Chipre frustrado que se entrega a la creación de estatuas por no conseguir a una mujer perfecta con la cual casarse. Entregado a su oficio, tallaría una en marfil a la que llamaría Galatea y a la que dotaría de una belleza y de tantísimos atributos que enamoraron al escultor. Según narra el poeta romano Ovidio en su obra Las metamorfosis, tanto fue su amor y su veneración hacia ella que la diosa griega Afrodita se compadece de él y la convierte en humana.

Son fenómenos que pueden generar condicionamientos positivos o negativos. Y no son mágicos. Tienen que ver con que, inconscientemente, preparamos el terreno para que esa creencia se vuelva real. Por eso también se le conoce como “profecía autocumplida”, porque de alguna manera nuestras acciones se terminan ajustando a lo que pensamos. Y eso conduce a que la creencia o expectativa se haga realidad. Imagina entonces que te la pasas todo el tiempo dudando de ti o sintiéndote un fraude. Imagina que no le das valor a tus habilidades, que atribuyes todo a la suerte y que menosprecias constantemente lo que has logrado. Aunque te empeñes con mayor fuerza en tratar de disimular tu supuesta ausencia de capacidades, tu falta de confianza en ti rezumará de tu cabeza hacia el exterior en algún momento. Y no será allí cuando te tilden de fraude, sino cuando se consigan con la crisálida en la que te has convertido por el miedo a dejarse ver. Estarás encogido, a la espera nomás de responder a lo que otros esperan, a la espera de reaccionar, en lugar de abrir tu capullo por dentro.

Hay momentos en los que nos hemos preocupado muchísimo por lo que piensan los demás al punto en el que nos generamos la necesidad de cumplir cada una de las expectativas que tienen sobre nosotros. Imagina la ansiedad. Porque todo el tiempo las hay. Son una constante. Nos han acompañado desde que nacemos y lo seguirán haciendo hasta el último día. Pero puede haber momentos (nuestros momentos de dudas, cuando nos embarcamos en algo nuevo, cuando recibimos algún reconocimiento, cuando empezamos en algún trabajo o la universidad) en el que podemos prestarles mayor atención. Y eso, antes que incentivarnos a ensalzar nuestras propias capacidades, podría movernos a centrarnos en los errores, que es cuando sentimos que no estamos a la altura y que todo este tiempo hemos sido una farsa. O nos sobreexplotamos alimentados por esa sensación (pero solo por querer encajar con la imagen que tienen los demás) o nos limitamos para no fallar sin advertir que, al hacerlo, estamos restringiéndonos también el potencial. En esos momentos, nos volvemos dependientes de la opinión ajena.

A veces actuamos en consecuencia de lo que otros piensan. Nadamos entre mares de imágenes pre-creadas que terminan construyendo su propia realidad. Entonces algo de nosotros parece construirse (o deconstruirse) en medio de tantas creencias. Pero me pongo a pensar y no me parece a mí que seamos el resultado de lo que otros crean o esperan que seamos, ni siquiera de lo que nosotros mismos pensamos. Porque podemos actuar, sí, movidos por eso, por ese lenguaje interno que se forma a partir de las expectativas ajenas o propias. Pero según yo lo veo, eso solo condiciona, nunca determina.

Se puede ver cualquier cosa como consecuencia del azar (incluso los éxitos si se quiere), mas la realidad es que todo termina siendo el resultado de una seguidilla de decisiones con puntos suspensivos. Ser lo que se es jamás es concluyente, ni siquiera lo que se fue (porque todo cambia a partir de la óptica). Y vamos, que yo no soy psicóloga ni socióloga ni nada parecido. Pero ya lo decía el mismo Sartre, que “cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él” y que “quien es auténtico asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es”. Lo que somos no es una imagen inamovible. Todo permuta. Las expectativas no son camisas de fuerza y las opiniones no valen nada detrás de una acción. El verbo lo ejecuta el sujeto. Nadie más. Y de ese verbo es el sujeto quien tiene el control. ¿Lo demás? No importa. ¿Lo que fuiste? Da lo mismo. ¿Lo que otros o tú piensan que eres? Da igual. Todo se construye ahora mientras se decide, se hace o se deja de hacer.

Fuentes:
Castro, S. (31 de marzo de 2020). Efecto Pigmalión, el enorme poder de las expectativas. IEPP: https://www.iepp.es/efecto-pigmalion/
Montejano, S. (16 de noviembre de 2020). Test: el síndrome del impostor. PsicoGlobal: https://www.psicoglobal.com/blog/tests-indrome-impostor
Sánchez, E. (06 de febrero de 2018). El efecto Galatea o el secreto del triunfo. La mente es maravillosa: https://lamenteesmaravillosa.com/efecto-galatea-secreto-del-triunfo/
Seminario, M. (24 de agosto de 2020). Síndrome del impostor. Definición, causas y síntomas. Grupo Atico34: https://protecciondatos-lopd.com/empresas/sindrome-impostor/
Seror, M. (22 de mayo de 2019). El efecto Pigmalión en la educación. McGraw Hill: https://www.mheducation.es/blog/el-efecto-pigmalion-en-la-educacion
Subirana, M. (24 de agosto de 2013). Cómo nos influyen las expectativas de los demás. El País: https://elpais.com/elpais/2013/08/23/eps/1377273036_721383.html

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2 Comments

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  1. Nolaydys

    22/09/2021 at 10:34 PM

    Muy buen artículo, nos invita a reflexionar y aprender a confiar más en nosotros mismos y a no aferrarnos demasiado a las expectativas que tenemos en nuestra mente, me encanto.
    Saludos

    • vanessac

      04/10/2021 at 10:06 AM

      Saludos, Nola. Me alegra mucho que disfrutaras el artículo y que reflexionaras con él. Gracias por leer y por compartirnos tu opinión. Un abrazo grande.

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Cine y teatro

“El Vendedor”: Nando de la Gente protagoniza una comedia que celebra el ingenio venezolano

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La cinta, que se estrenó este 24 de abril en cines de todo el país y ya está disponible en Amazon Prime en algunos territorios, retrata con humor la vida de un carismático vendedor ambulante en Caracas. Actúan Anderson Ballesteros, Caterin Escobar, Julián Caicedo y Nelly Pujols

«El Vendedor» es una comedia venezolana escrita, producida y protagonizada por el popular comediante Nando de la Gente, quien lleva a la pantalla grande su característico humor para narrar una historia tan cotidiana como entrañable: la de Nando, un vendedor ambulante caraqueño que vive entre la lucha diaria, la picardía y la risa.

Fiel a su estilo, Nando interpreta a un personaje simpático y perseverante que vende desde artículos prácticos hasta los más insólitos. En su camino se cruza con clientes impredecibles, colegas de oficio, amigos, familiares y situaciones que rozan lo absurdo, todo enmarcado por una Caracas vibrante y caótica. A través de estos encuentros, El Vendedor nos invita a reírnos de nosotros mismos, con esa mezcla de resiliencia y chispa que caracteriza al venezolano.

La película no solo promete carcajadas, sino también momentos de reflexión envueltos en el humor criollo. El elenco incluye figuras de talla internacional como Anderson Ballesteros, Caterin Escobar y Julián Caicedo, todos colombianos, junto a la participación especial de la icónica Nelly Pujols.

El estreno nacional será este jueves 24 de abril en todas las salas de cine del país. Para quienes se encuentren en Estados Unidos, México o el Reino Unido, la película ya está disponible en Amazon Prime Video.

Desde ya, te invitamos a disfrutar de esta comedia que hace reír y reflexionar a partes iguales.

Gracias a Giselí por la invitación. ¡Nos vemos en el cine!

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Actualidad

Caracas FC avanza a la fase de grupos de la Copa Conmebol Sudamericana

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En un partido lleno de emociones y contrastes, el Caracas Fútbol Club se impuso 2-0 al Deportivo La Guaira en el Estadio Olímpico de la UCV, asegurando su pase a la fase de grupos de la Copa Conmebol Sudamericana 2025. Este encuentro, correspondiente a la primera fase del torneo, dejó en evidencia la importancia de la eficacia frente al dominio del balón, y marcó un hito en la historia reciente del fútbol venezolano.

Un duelo de estilos

El sorteo de la primera fase de la Copa Sudamericana 2025 enfrentó a dos equipos venezolanos: el Deportivo La Guaira y el Caracas FC. Aunque en su último encuentro por la liga FUTVE el Deportivo La Guaira salió victorioso, esta vez el Caracas FC demostró su capacidad para aprovechar las oportunidades.

El partido comenzó con un claro dominio del Deportivo La Guaira, que controló el 63% de la posesión del balón y realizó 26 tiros al arco. Sin embargo, la falta de precisión en el área rival y una sólida defensa del Caracas FC impidieron que el equipo capitalino abriera el marcador.

Por su parte, el Caracas FC, con solo un 37% de posesión y 6 tiros al arco, mostró una contundencia impresionante. Ender Echenique fue el héroe del partido, anotando los dos goles que decidieron el encuentro. El primero llegó al minuto 23, tras una jugada rápida que descolocó a la defensa rival. El segundo, al minuto 56, selló la victoria y el pase a la fase de grupos del torneo.

La Copa Conmebol Sudamericana es uno de los torneos más prestigiosos del fútbol sudamericano, y su importancia radica en varios aspectos clave:

  1. Proyección internacional: La Sudamericana ofrece a los equipos la oportunidad de competir a nivel continental, lo que les permite darse a conocer fuera de sus fronteras y atraer la atención de medios internacionales.
  2. Desarrollo del fútbol local: Para países como Venezuela, la participación en torneos como la Sudamericana es fundamental. No solo brinda experiencia a los jugadores y técnicos, sino que también contribuye al crecimiento del fútbol nacional.
  3. Incentivos económicos: Los equipos que avanzan en el torneo reciben premios económicos que pueden ser invertidos en infraestructura, cantera y contrataciones, lo que fortalece a las instituciones.
  4. Competitividad: La Sudamericana reúne a equipos de alto nivel, lo que eleva el estándar de juego y ofrece a los aficionados partidos emocionantes y de gran calidad.

Estadísticas clave del partido

  • Posesión del balón: Deportivo La Guaira 63% – Caracas FC 37%
  • Tiros al arco: Deportivo La Guaira 26 – Caracas FC 6
  • Goles: Ender Echenique (23′ y 56′)

Con esta victoria, el Caracas FC avanza a la fase de grupos de la Copa Sudamericana 2025, donde se enfrentará a equipos de otros países de la región. Este logro no solo es un triunfo deportivo, sino también una oportunidad para seguir creciendo como institución.

Por su parte, el Deportivo La Guaira deberá analizar su desempeño y trabajar en mejorar su efectividad en el área rival. A pesar del dominio en el partido, la falta de puntería les costó la eliminación del torneo.

Una lección de fútbol

Este partido entre el Deportivo La Guaira y el Caracas FC fue una muestra clara de que, en el fútbol, no siempre gana el equipo que más domina, sino el que mejor aprovecha sus oportunidades. La Copa Conmebol Sudamericana sigue siendo un escenario donde los equipos pueden demostrar su valía y dejar huella en el fútbol sudamericano.

Para los aficionados, este tipo de encuentros refuerza la pasión por el deporte y recuerda la importancia de apoyar a los equipos locales en su camino hacia la gloria internacional.

Por: José Daniel Rodrigues @josed_rodrigues

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Belleza

La marca de maquillaje ROSELAB inauguró su primera tienda

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La nueva tienda de Roselab llega a Venezuela acompañado de su producto estrella, la mujer venezolana.  

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