Astrónomos de la Universidad de Warwick identificaron la estrella más longeva de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Se trata de una enana blanca situada a 90 años luz de la Tierra, cuya órbita acumula desechos planetesimales.
El descubrimiento, divulgado el pasado sábado 5 de noviembre en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, revela que dicha estrella tiene más de 10.000 millones de años.
La mayoría de las estrellas, entre ellas nuestro Sol, tienen como destino final convertirse en una enana blanca, una estrella que ha agotado todo su combustible y se ha desprendido de sus capas externas para luego pasar por un proceso de encogimiento y enfriamiento.
En medio de ese proceso, los planetas en órbita se verán interrumpidos y algunos se destruirán, lo que hará que sus fragmentos se aglomeren en la superficie de la enana blanca, reseñó Vía Láctea.
«Para este estudio, el equipo de astrónomos, liderado por la Universidad de Warwick, modeló dos enanas blancas inusuales que fueron detectadas por el observatorio espacial GAIA de la Agencia Espacial Europea. Ambas estrellas están contaminadas por desechos planetarios, y se descubrió que una de ellas era inusualmente azul, mientras que la otra es la más débil y roja encontrada hasta la fecha en el vecindario galáctico local; el equipo sometió a ambas a un análisis más detallado», escribe el citado medio.
Con los datos espectroscópicos y fotométricos de GAIA, el Dark Energy Survey y el instrumento X-Shooter en el Observatorio Europeo Austral, para así determinar cuánto tiempo ha estado enfriándose.
De esta forma, los astrónomos dedujeron que la estrella ‘roja’ WDJ2147-4035 tiene cerca de 10.700 millones años, de los cuales 10.200 millones de años se han pasado enfriándose como enana blanca.
Abbigail Elms, autora principal del estudio, expresa que «es sorprendente pensar que esto sucedió en la escala de diez mil millones de años, y que esos planetas murieron mucho antes de que se formara la Tierra».
«La estrella roja WDJ2147-4035 es un misterio ya que los desechos planetarios acumulados son muy ricos en litio y potasio y no se parecen a nada conocido en nuestro propio sistema solar. Esta es una enana blanca muy interesante ya que su temperatura superficial ultra fría, los metales que la contaminan, su vejez y el hecho de que es magnética, la hacen extremadamente rara», añadió.